[Fic] Inspiración

25 jun 2013

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Inspiración

Su aroma era dulce como la miel, no podía evitar pensar en ella, tantas veces en el día que perdía la cuenta rápidamente. ¿Concentrarse? ¡Imposible! Ella era la asignatura que más le gustaba, podría estar horas estudiándola, analizándola y no aburrirse de ello. Qué mundo tan perfecto seria si pudiéramos hacer lo que deseáramos, lo que nuestro corazón dictaba, lo que, en algunas ocasiones, gritaba con toda sus fuerzas que hasta las personas podrían percatarse de que algo raro sucedía. La sutileza no era uno de los atributos que le habían otorgado, deseaba estar con ella, no importaba lo que pasara, en su mente había espacio solamente para ella. Un suspiro salió de ella, era pesado, angustiante. Era verdaderamente deprimente ver aquel hermoso rostro en aquel estado y aunque ella solamente deseara que se alejaran y la dejaran en paz en su pena, solamente encontraba que las personas a su alrededor se interesaran más en su estado, no porque le importara lo que acomplejaba a la joven, solamente por el simple hecho de ser unos chismosos, que deseaban saber lo que sucedía en aquella cabecita, aunque en realidad no fuera problema suyo.

El timbre salvador había sonado, ¡Cuánto amo aquel sonido! Pudo sentirse contagiada con el furor que todos sentían en ese momento, pareció que eran animales esperando la señal, una señal al cual ya estaban acostumbrados a escuchar y sabían lo que significaba, lo que llevaba a que sus cuerpos inconscientemente se movieran, tal vez mucho antes de que el cerebro de la persona. Ella misma sufría de lo mismo, pues aunque no quisiera, cuando se vive entre lobos, había que aprender a aullar para poder comunicarse con los demás.

Cuadernos y materiales guardados, mochila en mano, bloqueando con agilidad los cuerpos que se atravesaban, sentía que lo hacían a propósito o ¿solamente su mente estaba creando aquella suposición? Si, tenía prisa, deseaba salir, poder llegar a la salida y sentirse libre de toda presión académica. Todos parecían querer evitarlo, pero sabía que tal vez solamente era otra jugarreta de su mente. Aquella misma mente que le gustaba llevarla a los más lejanos lugares, en los cuales siempre regresaba como una gran heroína, esto solamente era una travesía más de aquel caballero de armadura que muchas veces era en sus sueños. ¿Sus obstáculos? Pues solamente enemigos que querían evitar que llegara a su princesa. No solamente su mente la convertía en un caballero, también la podía convertir en un pirata que luchaba con sus enemigos, esos viles villanos de la historia que no dejaban en paz a un villano natural, como era el pirata.

Pero el malvado era el protagonista y su objetivo era resguardar el gran tesoro al cual se obsesiono. Había salido, podía sentir el calor del sol quemando su piel, por unos momentos deseo entrar y quedarse en el aire acondicionado que le surtía aquella escuela privada a todos sus salones, hasta en los salones había una especie de frescura, que cuando salías hacia afuera, te dabas cuenta que habías estado encerrado en un ambiente controlado, para que fuera perfecto. Pero una cárcel era una cárcel, no importara la fachada que le desearan poner, eso era por las horas que se debían estar allí, pero todo ya quedaba atrás, su cabellera ahora podía ser libre, junto con todo su cuerpo. Parecía moverse sin necesidad que realmente le ordenaran, pues este sabía que exactamente hacer en esos momentos. 

Otro suspiro, pero esta vez fue de alivio, dentro de la mochila que cargaba en mano traía una ropa mas cómoda, algo que podría utilizar, para moverse con libertad y poder atender a todas las exigencias de su maestra, de aquella persona, de la que estaba obsesionada y por lo cual podría hacer cualquier cosa para tenerla feliz, no importaba lo que debiera hacer para crear aquella ilusión de felicidad y amor, para ella era necesario sentirse útil y así poder tener un espacio, aunque sea pequeño, en su corazón.

Y así fue como Nerea pudo al fin salir de aquella cárcel, estaba en camino a sus sueños a su obsesión, que tal vez no era signo de algo bueno, pero era lo que en esos momentos la mantenía viva, respirando y con sueños en la vida.

¿Qué sucede cuando a alguien se le acaba los sueños? Se puede decir que esa es la otra cara de la moneda, por un lado estaba ella, si, aquella dulce muchacha, que pensaba que podría seguir los pasos de su Idol. ¿Cuál era el otro lado de la moneda? Ella misma, aquella “Maestra” que tanto deseaba y añoraba, ella era, en carne vida, lo que podría llegar a hacer algún día, una mujer que después de estar en la cima de su éxito, tuvo que caer de una manera tan abrupta que pocos artistas logran recuperarse de eso.

Ella no se había recuperado, tal vez porque lo que le había hecho caer le había dejado una marca, una cicatriz, no solo en su alma, también en su cuerpo, así que siempre que tocaba aquella piel irregular en su piel blanca, le hacía recordar cada momento de su pasado y además, todos los segundos que tuvo que pasar –los cuales no fueron muchos- para que sus sueños y su éxito se derrumbaran como un castillo de arena, que es destrozado por las olas de un mar peligroso y tormentoso, que adora molestar a los granos de arenas, atrayéndolos a él para luego alejarlos con la misma intensidad que los atrajo.

¿Ahora que quedaba? Resignación, pura y vana resignación… ser una maestra de danzas para poder ganarse la vida y porque, aunque su carrera estaba perdida en el mundo de la danza, no podía vivir sin ella, sin el baile, sin la música que hacia mover su cuerpo sin que ella pudiera evitarlo.

Pobre cuerpo, el estaba triste, sentía la necesidad de bailar, pero la herida en su rodilla lo detenía, el lloraba, lloraba con tanta tristeza que a cualquiera le rompería el corazón, pero este nunca lo admitía, seguía adelante, no importaba que los pasos fueran lentos y cojos, llegarían a donde deberían llegar, no importaba cuánto dolor debían soportar…

Esperanza… ¿Te has ido? Pero mira quien llega, el timbre de la puerta suena, el estudio se llena de una extraña luz, el ambiente se vuelve cálido. Eva no puede evitar quejarse por eso, pero lo hace hacia sus adentros, pues ha llegado la luz de su vida, aunque no lo desea admitir, aquella joven de cabellos largos es su esperanza para volver a sentirse viva. Aunque su cuerpo no pueda moverse al ritmo impuesto por el mismo y la música, al menos su alma podría disfrutar aquella satisfacción de sentir que no se ha quedado estancada y ha podido llegar aun mas allá de lo que se había esperado… lo deseaba, lo deseaba con tantas fuerzas que aquella joven se volvía una obsesión.

- Buenos días – Había escuchado decir. No había nadie, ya todas sus alumnas habían terminado su turno, ahora toda la atención era para ella, para Nerea, para aquella jovencita, la única que tenía el potencial suficiente como para que su atención se centrara en ella y solamente en ella. Solamente una sonrisa recibió de su instructora, La albina de cabellos largos esbozo también una leve sonrisilla mientras encaminaba sus pasos hacia el lugar en donde se cambiaban, un lugar ya conocido para ella, pues sus pies habían hecho el mismo recorrido muchas veces. La falda escolar desapareció de su cuerpo fino, pero bien formado, perfecto para las exigencias que a este le dieran. Resistente para poder soportar cualquier ejercicio, flexible para realizar los pasos que exigieran ese requisito. Elegante, grácil, delicado, pero a la vez fuerte. Una palabra se podría decir de aquello, perfecta. Eva había reconocido todo eso, apenas en unos minutos de práctica.

Se mantuvo serena, mientras esperaba con algunos papeles en mano la salida de la joven, esta no se hizo esperar, pronto estaba afuera con una vestimenta más cómoda, la típica para practicar Ballet. Sus zapatillas, su licra y la falda que caía hasta más arriba de la rodilla, el cabello estaba recogido en un moño, su cabello perfectamente alisado, no dejaba escape a cualquier travieso mechón que deseaba hacerse el valiente, no lamentándolo mucho, había domado a todos los rebeldes y puesto en custodia, al menos por unas horas, luego serian libres, libres para moverse con el viento y ellos también bailaran con la libertad que todos merecían.
-Aun no se qué hacer…- había musitado un poco distraída, no le había prestado atención cuando ella había salido y eso provocaba algo de malestar en Nerea. La veía mucho tiempo metida en aquellos papeles que no llegaban a nada. Su tiempo se perdía, el tiempo que debía pasar junto a ella era desperdiciado, no importaba que fuera solamente ella mandándole, no le interesaba, pues sabía que mientras ella bailaba, Eva con sus ojos recorría todo su cuerpo. En esas ocasiones sentía que no bailaba sola, estaba bailando con ella, Eva junto a Nerea, tal vez era una de sus fantasías más abruptas. Nunca se daría, tal vez nada de lo que ella deseaba se daría, pero ese sueño más que ninguno, solamente por el simple hecho de que la tragedia rondaba y ya aquella muñeca no podría mas volver a bailar.

Se quedo mirándola por unos momentos, necesitaba ser su centro de atención, a las que sus ojos vieran con interés, por eso se acerco a ella buscando aquello que deseaba en lo más profundo de su ser… -¿podemos comenzar ya la lección?- pregunto con aquella melodiosa mientras le veía por detrás. Ladeo su cabeza, cuando ella lo hizo, parecía ser un animalillo esperando una orden que nunca llegaba.

-Estoy ocupada- inquirió ella con irritación, tal vez estaba pensando que se trataba de una broma, una mala para ella. ¿Acaso estaba ciega? –Comienza con la rutina sencilla- fue lo que dijo en un momento de alejarla de ella. Interés, al final solamente era eso. Nerea le miro algo disgustada, pero no podía recitar algo malo de ella ni bufar a su orden, aunque le hubiera gustado mucho más, debía esperar que Eva se interesada por su rutina.

Tal vez como un perro faldero necesitaba una recompensa, ella se mataba por hacer todo perfecto e indiferencia era lo único que recibía. No se había dado cuenta, un mal paso la hizo perder el equilibrio. Pudo sentir, tal vez, el mismo miedo que Eva había sentido en el momento que su cuerpo cayó al suelo. Era la destrucción de todos tus sueños con una bomba atómica. 

El rostro de Eva, nunca lo había visto así, unas gotas de sudor recorrían aquel rostro sereno, con siempre semblante de tristeza que siempre se mostraba en sus ojos. Pero ahora no había tristeza, había temor, preocupación, culpa y angustia. –Nerea!- exclamo levantándose de su asiento. Había olvidado su bastón, aquel amigo que le ayudaba a caminar varios pasos sin que el dolor le molestara. Había perdido aquel bienestar, dio unos pasos, no los conto, pero sabía que había sido su límite, aun así pudo llegar, llego a aquella joven desplomada que parecía padecer su mismo destino.

Miserable, la debiste dejar quieta, no la debías sobre esforzar, pero tu ambición fue más grande, tu obsesión se apodero de tu mente, nublando completamente la conciencia. Nerea gimoteaba un poco, el dolor en su tobillo era insoportable si movía aquella parte del cuerpo. ¡Qué estúpida había sido ella! no podía creer que un simple error estaba dañando todas sus esperanzas de ser útil, escondió su rostro en sus rodillas, no le importaba haber escuchado la voz de Eva, con aquel tono de preocupación -¿Estás bien?- No, no lo estaba, sus lagrimas salían, su rostro no quería ver, se sentía avergonzada. Pudo sentir como las cálidas manos se sentían en su tobillo, que lo revisaban y lo movía en busca de algo malo, pero nada parecía, solamente un dolor que pronto desaparecería. –No ha sucedido nada- dijo suspirando aliviado. Puedo al final sentarse a para ver como aun Nerea seguía sumida en sus rodillas –Ya… no debes sentir miedo- le dijo en un leve susurro. Un susurro que buscaba tranquilizarla, se atrevió a acariciar su cabello, lo cual hizo que esta levantara su rostro algo sorprendida de aquel acto.

Un dulce beso fue depositado en su frente, pudo sentir el roce de los cabellos morados de Eva que se juntaban mientras esta se acercaba, el olor de su cuello que se extendía peligrosamente a su rostro, trago saliva, mientras se extasiaba con aquel pequeño e insignificante, que solamente buscaba tranquilizarla, pero lo único que hacía era acelerar su corazón, hacer que la sangre se centrara en sus mejillas. Miro hacia arriba. ¿Su mente otra vez estaba imaginando cosas? ¿Las mejillas de Eva estaban también con un pequeño tinte de rojo? Tal vez era por la preocupación que había llevado, pero prefirió dejarse llevar por sus esperanzas. Estaba separándose, no ella no deseaba eso, Nerea buscaba mas, deseaba aun poder sentir el olor de su cuello, la calidez de sus manos en otras partes de su cuerpo. ¡Era increíble aquella mujer! Tal vez debería odiarla de tanto que la estaba llegando a amar, pues tenía el presentimiento que su amor no sería correspondido, aun así, cuando vio que poco a poco se alejaba de ella, lo único que su cuerpo pudo hacer fue reaccionar a sus instintos más profundos que tenia, aquel instinto retorcido que le indicaba que esa era la hembra que deseaba poseer y aun sabía que no era un macho, tenía el mismo sentimiento de protección que los machos tenían con sus hembras. Pero debía aceptarlo, ella era una mujer, Eva también… nada cambiaria.

Su mano estaba sujetándola. Ella le miraba buscando entre sus ojos el momento exacto que Nerea la soltara, en sus ojos aun había un poco de preocupación. ¿Estaría bien la joven? -Solamente te has lastimado un poco, pero te aseguro que no es nada de temer- se mostro compasiva, serena, nada parecía molestarla, parecía que no le incomodaba que Nerea un le estuviera tomando la mano y aun no le soltara, tal vez porque la entendía de cierto formo.

-Gracias…- susurro con su voz quebrantada, sin poder evitarlo, había bajado la mirada, se sentía de cierta formas alegre, al menos había encontrado la forma de poder estar aun más cerca de ella, pero aquello ya comenzaba a ser tortuoso en todos los sentidos –Eva..- un furor entro en sí, lo iba a dar todo, no importara lo que sucedería, se lo diría, porque necesitaba sacarlo de su interior –Me gustas…-

¿Rechazar? ¿Aprobar? ¿Ignorar? ¿Justificar? No sabía qué hacer en esos momentos, era un extraño momento en donde todo se detenía y el tiempo quedaba lento, no podía oír el tic-tac del reloj de pared, no podía esperar que indicara que la hora se había terminado, pero debía admitir que aun faltaba mucho para eso, al igual que a ella le faltaba mucho para volver a sentirse segura. La necesitaba, ella era su vida, Nerea era solamente un objeto para llegar a sus objetivos, era sus nuevas piernas con las cuales lograría otra vez bailar…

Una sonrisa tranquilizadora, los nervios se veían que estaban presentes en su mirada, Nerea aflojo su agarre, había liberado a aquella mujer que aun no decía nada. ¿Todo estaba perdido? Parecía que no. Entrecerró sus ojos al sentir que otra vez acariciaba su cabeza, como en una forma de mostrar que todo estaba bien, que no importaba nada, solamente su bienestar. Eso le hizo sonriera. ¿Cómo no hacerlo? Aunque no había respondido a su declaración, aquella caricia había sido para ella, una forma de decir “Todo está bien, sigue esforzándote, algún día llegare a interesarme en ti”

Ninguna de las dos podría separarse de la otra, se necesitaban mutuamente, para poder tener esperanza en aquella vida que pocas veces era generoso con los humanos, no importaba lo que sucediera, las dos se aferraban a cada una, como si fuera lo único a lo que pudieran sujetar para no ser naufragos…

Por un mundo mas verde

10 mar 2013

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La humanidad se dejó embriagar tanto por la era y tan grande fue el desdén, que terminó sustituyendo las verduras saludables del mercado por las sopas de sobre, la madera por el vidrio o el plástico, y los bosques por parques de concreto. No obstante, la civilización ha comenzado a darse cuenta de que las más terribles visiones de la literatura y del cine en ciencia ficción, podrían convertirse en realidad.

Afortunadamente, la humanidad pareciera haber descubierto que la conducta ecológica, es más rentable que la destrucción ambiental. De este modo, la conciencia ecológica ha comenzado a ser la consigna del siglo XXI, y el verde está entrando en la vida cotidiana de la gente.

Desde 1974, los científicos han advertido acerca de la potencial crisis global como resultado de la progresiva destrucción de la capa de ozono, causada por sustancias producidas por el hombre; hasta hace algunas década, parecía que la comunidad internacional era solo un mero espectador que año tras año veía el avance del deterioro del Planeta a través de los informes que sus organizaciones realizaban; hasta que el hombre humanista despertó y se cansó de ser tan solo un espectador del cambio de un Planeta Azul a Gris.

Actualmente, personas que tienen una gran aceptación a nivel mundial, bien sea que se dediquen al arte o la ciencia, se han sumado a esta intensa lucha y con su talento, invitan a la población a ser partícipes en la conservación de lo que queda del planeta realizando eventos a grandes escalas; y aunque algunas veces lleguen a oídos sordos, corazones y mentes cerradas, no se dan por vencidos.

En mi opinión, es muy difícil cambiar las personas, pero eso no quiere decir que imposible, solamente deben demostrarle con hechos lo que esta sucediendo, si notan, en esta era comienzan estar mas preocupado porque nuestro errores comienzan a afectarnos de forma significativa. ¿mas calor que antes? estamos viviendo una era de cambios, cambios desastrosos de los cuales nosotros somo los culpables. conciencia amigos, no es broma, en ocasiones se es difícil lo admito, siempre lo es, pero si cada uno aportamos un grano de arena; solo uno. podremos llegar a formar una gran playa. si tienes basura, guárdala hasta llegar a un contenedor, no desperdicies agua ni electricidad, busca innovar, busca el bienestar sin lastimar a alguien mas, como es nuestro hogar.

Con amor
Sweet Grape

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